La Castañeda, gala de rock y arte escénico de locura en el Auditorio Nacional

Ciudad de México, México. Poderosa gala de rock y arte escénico de locura derrochó La Castañeda este 7 de junio en el Auditorio Nacional, dando recorrido histórico por sus rolas celebrando sus 35 años de trayectoria.   

El alucinante espectáculo estalló desde los primeros pasos del líder vocalista Salvador Moreno “Chava”, junto al guitarrista Oswaldo de León y el tecladista Omar de León, rasgando “Todo pasará”, “El loco” y “La fiebre de Norma”.

Desde la apertura universos de teatralidad y arte siniestro navegaron iluminando a las almas dirigiéndolas hacia “Sueños”, “Gris normal” y “La estación”. El buen “Chava” saludó a su manicomio:

“¡Qué maravilla ver a tantos locos reunidos, tanta banda! ¡Aquí estamos juntos, unidos en este momento inmortal, inolvidable!”.

Dividido en episodios, en algunos actos los músicos se ocultaron en una gigantesca cortinilla donde a su vez fungía de lienzo pictórico de arte digital dando nota a “Ciudad psicótica”, “Secta de extraños”, “Gitano demente” y “La dosis” acompañándose de Héctor Quijada de la Lupita, para avanzar en “Lucrecia”.

La banda surgida hacia 1989 en la Ciudad de México confabuló un extenso set incluyendo “Tóxico mágico”, “Nancy Llaga” y “Amantes de lo insólito” junto al maestro José Manuel Aguilera. Se añadió “La ventana”, “El gusano”, “Ámbar” y “Tu culto”, nuevamente acompañándose de Aguilera divisándose el mítico Caronte navegando en una barcaza en el escenario, dirigiendo a las ánimas hacia mundos de ensueño.

Acudió un público mayoritariamente coetáneo a la agrupación, sin faltar oleadas juveniles sumergiéndose al igual coreando una a una de las rolas, incluyendo “Tumba matriz”, “Tloque‐nahuaque” convidando a Sergio Arau y “Cautivo de la calle” con integrantes de Santa Sabina, Patricio Iglesias tomando estafeta en la batería, así como Alfonso Figueroa “Poncho” en el bajo y Tania Melo en las voces.

La magia escénica fue diseñada en incesantes coreografías fantasmagóricas, arte circense, entes oscuros y seres fantásticos, característicos de La Castañeda desde sus orígenes y que se ha desarrollado a través de Producciones Garra.

Para “La espina” invitaron a Natasha y Andry Sax, los hijos del saxofonista Eulalio Cervantes “Sax” (1968- 2021). El repertorio sumó “Viejo veneno” y “Misteriosa”, viéndose la enigmática figura cadavérica con guadaña en mano para ajusticiar la senda hacia la eternidad.

 Encaminando el ocaso sonó “La carta”, “Noches de tu piel” y “Cenit”. El finiquito en sellos dorados afinó “Transfusión” y “Ángel de las sombras”. A los filos del escenario La Castañeda rindieron reverencias gratitudes en un catártico estallido enloquecedor de emociones demenciales.   

Crédito Fotos: Liliana Estrada / Ocesa.