Ciudad de México, México. Poderosa fiesta ska entregó La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio este 20 de septiembre en el Velódromo Olímpico, celebrando 40 años de trayectoria y el 35 aniversario de su disco “El Circo”.
La tremenda pachanga se sintió desde los primeros pasos de su líder vocalista “Roco Pachukote”, el guitarrista Enrique “Pato” Montes y el bajista Aldo Acuña, dando apertura a los ritmos de “Bailando”.
Velozmente, “Roco Pachukote” saludó a su gente:
“¡Bienvenidos a la gran fiesta de la memoria, gracias por este apoyo, por esta presencia, por este cariño durante estos 40 años de Maldita Vecindad! La música que sale del corazón nos abraza a todos y esta música que salió de nuestro corazón ahora es de todos ustedes, de todos los millones que les gusta, que la bailan y que la mantienen viva. ¡Muchas gracias banda! Fiesta de la calle, música del barrio, bienvenido si vienes en paz. Fiesta de la calle, música del barrio. La música es el puente donde siendo distintos nos podemos encontrar”.
El fiestón avanzó entonando “Quinto patio ska”, “Lo pasado, pasado”, “El chulo”, “Supermercado” y “Mujer”, honrándola al poder femenino. El vocalista lanzó mensaje especial:
“Esta canción la queremos dedicar a todas las mujeres que están aquí esta noche. Al regreso de la energía femenina para equilibrar este mundo tan violento, tan machista. A la luna y a la madre tierra que también es mujer. ¡No más violencia a las mujeres, no más feminicidio!”.
La banda surgida hacia 1985, reunió especialmente a fieles coetáneos, sin faltar oleadas de nueva generación coreando cada rola de principio a fin, en un ambiente de buena vibra, bailongo y dosis de slam.
La producción reluciente figuró en candentes llamaradas navegando en el escenario y luminarias surcando el horizonte del Velódromo. Una pantalla gigante a telón de fondo dibujó el concepto de La Maldita Vecindad, desde mosaicos fotográficos de su historia musical, aderezando imágenes antiguas de la Ciudad de México.
Coreografías coloridas complementaron el acto, con pachucos en zancos, incluyendo catrinas y catrines cadavéricos enalteciendo la cultura mexicana. Se dio nota a “Tatuaje”, “Sirena”, “Música guerrera” y “Don palabras”, sumando “El tieso y la negra soledad”.
El show dividido en un par de segmentos, dirigió la segunda parte de la celebración tocando rolas del disco “El Circo”, considerando “Solín”, “Toño”, “Pata de perro”, “Crudelia”, “Mare” y “Un gran circo”.
Con el espíritu contestatario que los ha caracterizado desde sus orígenes, previamente a “Un poco de sangre”, el buen “Roco Pachukote” expresó la importancia de la unidad entre seres humanos:
“Juntos en contra de la muerte, juntos en contra de la guerra, juntos en contra de la destrucción de la naturaleza, juntos en contra del olvido. Recordando lo que verdaderamente somos, desde aquí elevamos el rezo, reconocemos la vida de todos los seres humanos que antes que nosotros la ofrendaron para que nosotros camináramos las libertades y ahora vemos como algo natural. Saludamos a nuestros hermanos estudiantes del 2 de octubre de 1968. Abrazamos a nuestros hermanos del movimiento magisterial reprimidos en 1971, en el Halconazo. Saludamos desde aquí, también a los hombres y mujeres de Acteal, asesinados mientras rezaban en el estado de Chiapas. Saludamos desde aquí, a los corazones rebeldes, de la alegre rebeldía, el corazón zapatista en Chiapas. Saludamos desde aquí también, y nunca olvidaremos, a nuestros hermanos estudiantes, los 43 de Ayotzinapa. Y saludamos desde aquí, profundamente y reconociendo su derecho a su tierra, a su autodeterminación, saludamos desde aquí al pueblo palestino, que tenga la fuerza, que siga resistiendo, que su tierra es suya, que en México lo apoyamos porque sabemos lo que es tener el corazón en la Tierra y la visión en el cielo, para que podamos juntos clara y directamente decir que no queremos más violencia, no queremos más guerra, no queremos que se derrame ni siquiera una sola gota de sangre más”.
En una noche fresca al aire libre, un gran slam caló con la clásica “Pachuco”, navegando hacia el ocaso bajo el romanticismo apasionado de “Kumbala”, mezclándola con “La Boa” en honor a La Sonora Santanera. Ficticio adiós y retorno instantáneo finiquitó al son de “Querida”. Cada uno de los músicos de La Maldita Vecindad se enfilaron a las fronteras de la tarima en reverencias gratitudes, siendo aclamados en alaridos y aplausos ensordecedores.
Crédito Fotos: Lulú Urdapilleta.






